El desarrollo de la globalización ha tenido importantes efectos en las economías de los distintos países del mundo. La tributación es uno de los muchos temas económicos en los que la globalización ha tenido una influencia relevante, abriendo áreas de oportunidad para las economías de los países, pero también creando algunos riesgos que resultan igualmente importantes.
La erosión de la base gravable representa para la economía de un país un riesgo importante no solo para su capacidad de recaudación, sino también para su soberanía tributaria e incluso la justicia con la que se pagan los impuestos en ese país. Si bien el combate a la erosión de la base gravable de una economía es una lucha inevitable y permanente para cualquier país, la globalización potencializa ese riesgos de erosión de la base gravable al abrir oportunidades para reubicar las utilidades de los grupos empresariales transnacionales.
Tras reconocer el problema que enfrentan por la erosión de la base gravable y la reubicación de utilidades, los países que conforman el G-20 se interesaron en el estudio que estaba realizando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre el tema. En la reunión celebrada en México en el año 2012, el G-20 encomendó a la OCDE un reporte sobre los avances alcanzados para la reunión a celebrarse en el mes de febrero de 2013. Así surge el proyecto Base Erosion and Profit Shifting, mejor conocido como BEPS, que inició desde el año 2012, contando con el primer reporte preparado por la OCDE hacia febrero del año 2013, titulado «Addressing Base Erosion and Profit Shifting».
Es importante resaltar que la erosión de la base gravable representa para la economía de un país un riesgo importante no solo para su capacidad de recaudación, sino también para su soberanía tributaria e incluso para la justicia con la que se paguen los impuestos.